lunes, 13 de noviembre de 2006

Aprendiendo a ver


Hay quienes pueden ver... algunos dan mucho crédito a sus ojos. Otros, no le dan ni limosna a ese crédito. Ante todo, hay que saber ver, aun más allá de lo que se nos muestra, porque no hay peor ciego que aquel que no quiere ver, ni pedante más grande que el que cree verlo todo.

Porque podemos ver con los cinco sentidos, a veces, hasta con el sexto, pero tanta información hay que saber digerirla para desechar tantos distractores ... sabios rumiantes aquellos que no se apresuran; eternos y despreciables miopes los que tardan demasiado .... porque ver y entender es un talento que no todos tenemos, y no se puede tardar ni más ni menos de los estrictamente necesario. Nuestra percepción tiene que ser al dente.

Vamos construyendo nuestras vidas y las de otros, ¿cómo desperdiciaremos tiempo o tomaremos decisiones equivocadas?, la felicidad y el infierno dependen de nosotros mismos, puesto que ya nos dijeron que el purgatorio no existe .... aunque creo haber estado allí un par de veces... no sé.

Los que ven lo esencial lo pueden hacer hasta con los ojos cerrados. No necesariamente son felices, pero sí libres de las mentiras de la ceguera autoimpuesta, esa de retina y nervio óptico, sanos ... Enfoquemos bien el cristalino interno y dejemos que la luz dibuje lo esencial.

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