martes, 23 de marzo de 2010

... Who cares?

Y pensé que era... el escape, el final del túnel.
Y sentí que me iba, lejos de tus brazos informes.
Creí que lo lograría, pensé que podría llegar a ese halo brillante que me sosegaba, paciendo los pastos tiernos de la paz.

Cuando bebí de sus aguas, de esas que caían por las paredes mohosas, creí notar vida. Me sentí viva por un minuto.

Pero los minutos de dios no son los minutos míos.
Y resultó ser que con el frenesí estival de nuestra tierra, no sólo se rompieron cacharros, ni se fueron vidas con el agua; resultó que terminó de resquebrajar lo que llevaba de ajuar interno.
Mis pilchas quedaron todas revueltas, pero mi cerebro les ganaba en desorden y confusión.

Resultó ser que todo lo que vi al final del túnel, fue producto de mi imaginación. Nunca estuve viva, ni nunca a nadie le importó. Ni siquiera a mí.

Y ahora me sigo meciendo en la inquietud de mis noches ahogadas.

miércoles, 6 de enero de 2010

Canta conmigo


Me encantan los gatos. Aunque me robe fotos... si pudiera tendría un ejército de gatos, prestos a ayudarme con sus maullidos y sus garras.

Me aceptan tal como soy, me adoran en mi plenitud y en mi decadencia. No me abandonan ni me hacen sentir mal. Estuvieron conmigo cuando estuve afiebrada, media floja, media indecisa. Estuvieron ahí para rasguñar mis cosas y despertarme en medio de la noche encendiendo la impresora. Se quedaron a dormir conmigo y se acurrucaron en mis rodillas. Se durmieron, murieron y renacieron.

Cada uno tiene su propia personalidad, su propio espacio. Si dios existe, se acordó de mí cada vez que lloré mandándome un ronroneo y una lengüeteada en el ojo. Estos rostros, estos pelos se sostuvieron junto a una guitarra que abandono a menudo.

Hoy puedo decir que soy libre de mis secretos, de mi mentira, de mi omisión. Aquello que oculté y afloró. Libre de mí: El crío ha nacido por partenogénesis. Es medio monstruoso; mas, estos seres que me acompañan desde pequeña lo han aceptado como a un hermano.

A renglón seguido, uno parte caminando con mucha gente, en el andar varios se van por otras vías, otros se detienen y cada vez estamos más solos. Algunos tienen la dicha de encontrar quien vaya marcando huellas junto a las propias. Los envidio y les deseo lo mejor que la vida, el tiempo o quien sea pueda otorgarles. Tampoco puedo ser tan malagradecida de no reconocer la compañía de estos ángeles en todo momento.